Imagínate estar en una ciudad que está invadida por personas infectadas por una enfermedad que los convierte en zombis. Suena familiar, ¿no? La diferencia es que tienes que correr por tu vida mientras intentas completar tu misión de detener a Suleiman, un agente corrupto de la Organización Mundial del Socorro. Como Kyle Crane, tendrás que usar las armas disponibles que encuentres y crees para cortar a los zombis y otros oponentes. La historia principal de Dying Light se centra en tu personaje, Kyle Crane, después de que se tire en paracaídas hacia Harran, un ciudad infestada con varios tipos de zombis.
Una vez que aterrizas, te muerden, pero eres salvado por uno de los sobrevivientes que te inyecta un suero que evita los efectos del virus que hace que sus víctimas se conviertan en criaturas tipo zombis. Esto genera un conflicto con Kyle, ya que ahora tiene que elegir entre sus nuevos aliados y los objetivos de su misión. Dying Light está lleno de desafíos y aventuras paralelas, quizá demasiadas, y te mantendrá corriendo por Harran durante un largo tiempo. El modo sand-box de mundo abierto tiene un alto valor de entretenimiento gracias a los mecanismos de carrera libre que brinda el juego.
Obviamente, cuando empiezas tus habilidades son limitadas. Sin embargo, a medida que progreses, subirás tu nivel bastante rápido y podrás desbloquear nuevas habilidades que te permitirán realizar movimientos de parkour aún más emocionantes y usar armas más poderosas. Hablando de armas, puedes mejorar las que tienes con partes y materiales que encuentres en la ciudad, haciéndolas incluso más poderosas y duraderas.
Los zombis que encuentres durante el día son lo suficientemente fáciles para vencerlos, en general. Pero cuando llega la noche, aparecen criaturas mucho más desafiantes y llevan la dificultad a un punto en que ya casi no es divertido jugar este juego. Dying Light es un juego excelente en general. Incluso con las criaturas nocturnas excesivamente difíciles y una trama mediocre, los gráficos, audio y sensaciones que tendrás cuando estés saltando de un techo a otro compensan todo aquello.
Horrores nuevos te esperan cuando baja el sol.